Una revista para descendientes de Isabel



Prólogo
La revista que tienes en tus manos es el resultado de un viaje en el tiempo. Es el final de un recorrido de curvas y distancias que hemos intentado sortear para llegar al corazón de los orígenes comunes, que, en nuestro caso, están en una mujer formidable e irrepetible.
Qué nos motivó a este encuentro sería fácil de describir: Los carteles de la plaza Mayor de este junio, donde, en reconocimiento a las mujeres ilustres, estaba el de nuestra bisabuela, sumado al deseo de vivir un, tal vez, último reconocimiento familiar a esa abuela, en el caso María, Bonifacio, M. Rosa, Teodoro, Victorio, Isabel, Ángela y Manuel. Tienen muchos años, pero la mente más que lúcida y los recuerdos enteros. Son ellos, quienes han puesto el deseo, el anhelo, y la ilusión. Hemos sido nosotras, las bisnietas, quienes tenemos las ganas y las herramientas del siglo XXI en día, para poner en marcha este encuentro. Ese aparente desapego ¿Ha sido desidia? Tanta distancia, tanto tiempo, ¿ha sido dejadez?, no lo creo. La vida se impone, los quehaceres llenan los días. Sí, todos sabíamos de la bisabuela, y muchos asistimos al descubrimiento de la placa que se le hizo en 1999, por parte del Ayuntamiento, en su calle, la calle Ancha. Y es que la propia vida nos llevó a otras provincias, a otros círculos cercanos, familiares o no. Sabíamos que nuestra bisabuela tuvo muchos hijos, y de su heroicidad, pero poco más.
Tal vez hemos necesitado el empujón de esos carteles del Ayuntamiento, y de los mayores, con sus recuerdos, sus anécdotas, y la ilusión que nos contagiaron, junto a los medios del siglo XXI, para animarnos.
Isabel Pérez Martín nació en Casar de Palomero, Cáceres, el 14  de Abril de 1850, y su esposo, Victoriano González, nacía en Plasencia dos años después. Tuvieron nueve hijos. Para ella era en segundas, pero de Isabel hay datos que no podrán contrastarse, por un incendio que sucedió en los archivos de consulta.
El primer paso fue ir al Ayuntamiento, al Archivo municipal, y ver el censo de donde sacar fechas de nacimiento, procedencia y número de hijos en esa época, 1898. Ester Sánchez, documentalista del Archivo, resultó extraordinaria en su trato y su profesionalidad. También contactamos con “Las Claras”, del Ayuntamiento, por si nos cedían la sala Artesonada. Hemos tenido la enorme suerte de dar con Guillermo Hernández, un enamorado de esta historia de mujeres valientes. Pensamos si nos podrían ceder el cartel usado en la plaza mayor en Junio de este año. También ahí hemos tenido suerte, porque la Sra Alicia fernández, de Igualdad, gentilmente nos ha brindado la oportunidad de poder tenerla con nosotros esa mañana.
Teníamos dos retos: contactar con los familiares, y diseñar un programa para ese día. De lo primero se ha encargado Viky, quien, con su hacer detectivesco, se ha ganado un título de inspectora del CSI. Este árbol genealógico tiene 42 nietos y 141 biznietos. Poca broma. De lo segundo, la savia fresca de M. José, ha sido impagable. De hacer una presentación audiovisual se ha encargado M. Paz. Como podía pasar, luego uno se plantea la idoneidad de una revista que poder llevarse y nos permita revivir el día.  La “revistilla” que pensamos ha pasado a ser una revista con más de cuarenta páginas, por la llegada de fotos y más fotos. Todo se va haciendo más grande, y surge la pertinencia de algunos músicos o bailarines que amenicen el evento, con alguna jota extremeña. Luego hablamos de la conveniencia de ofrecer un piscolabis... 
Resumiendo, y para acabar, tienes en tu mano una revista imperfecta, y con certeza, muy mejorable, pero queremos que sepas que en este evento van horas y horas de tres bisnietas y sus allegados, quienes no tenemos bagaje, pero que a empeño, no nos gana nadie. Bueno, nuestra bisabuela, casi con certeza.


Viky (M. Victoria) M. José y M.Paz.




ISABEL LA CABRERA, UNA MUJER HERÓICA



Contexto histórico. Era 1898, acabada la guerra de Cuba. Esa que España había perdido.
Bien es sabido que España, durante el siglo XIX, había sido una potencia colonial, y su monarquía era reticente a conceder algún tipo de autonomía a sus territorios de la América Española. Los nativos estaban movilizados desde 1895 para intentar la independencia de la corona penindular. El 25 de abril de 1898 Estados Unidos le declaraba la guerra a España. Con la excusa de la explosión de las calderas del acorazado "USS Maine" el 15 de febrero, en la bahía, comenzaba el conflicto bélico contra nuestro país.

El 12 de agosto de ese mismo año se firmaba el armisticio entre los dos países, y a partir de esta fecha los soldados españoles comenzaron a ser repatriados. Vigo recibió el grueso de los que regresaban, por su puerto y a la existencia del lazareto de San Simón. La ciudad se mostró más que hospitalaria para con los vencidos y humillados.  Venían enfermos muchos de ellos.

La Cruz Roja fue de gran ayuda desde el primer momento, ya que estaba en los muelles con personal voluntario propio, instalando un pequeño hospital de campaña para primeros auxilios, donde se acomodaban y atendían, pese a lo cual, muchos murieron y fueron enterrados en el cementerio nuevo de Vigo del "Peiró". En 1906 se levantó allí un mausoleo en homenaje a los soldados enterrados. Ya antes, en 1900 se concedía el título de “Siempre Benéfica” a la ciudad de Vigo por esta ayuda.

En Defensa de España se tiene constancia del regreso de ciento cuarenta y seis mil seiscientos ochenta y tres soldados. Se habían enviado el doble, la mayoría por el servicio obligatorio militar a ultramar. Las clases pudientes podían pagar para que sus hijos no hicieran esa “mili”.  El sistema de reclutamiento de España había llevado a soldados extremadamente jóvenes, sin experiencia y con una mínima instrucción. Además, su rancho era escaso y de mala calidad. Las enfermedades se cebaban en ellos. Es en este contexto de miedo a los trenes con soldados heridos, cuando en Hervás, por ejemplo, no dejaron que se detuviera el tren, cuando la acción de los placentinos, capitaneados por Isabel, nuestra bisabuela,  cobra la dimensión exacta del valor de esas gentes. Sobre todo, de sus mujeres.

El socorro de Plasencia a los 400 maltrechos soldados que llegaron en un tren, procedente de Salamanca, le valió el título de "Muy Benéfica" a esta ciudad, otorgado por la reina regente María Cristina, madre del rey Alfonzo XIII, en Octubre de 1901.





Comentarios

Entradas populares de este blog